En cualquier momento de la escolaridad, los profesionales o maestros pueden recomendar a los padres que el niño realice las pruebas de talento. Por supuesto, los padres son los primeros en observar las diferencias en el aprendizaje de las tareas cotidianas y después de las consultas previas, la escuela comienza el proceso de identificación, en base a las normas establecidas.
Pueden consistir en tres categorías de evaluación diferentes: Entre ellos se incluyen el rendimiento educativo y las características de la creatividad y el conocimiento.
Existe una gran diferencia entre un niño brillante y el intelectualmente superdotado. Un niño brillante responderá a las preguntas, pero un alumno superdotado intentará hacer preguntas a su vez, mostrando un pensamiento más abstracto.
Aparte de los resultados de las pruebas anteriores, desempeño académico en general y una prueba cognitiva, así como la creatividad del niño, juegan un factor importante, además de su curiosidad, la capacidad para solucionar problemas.
Los niños superdotados suelen ser muy sagaces, hacen muchas preguntas, son muy curiosos y construyen ideas abstractas y establecen ideas concretas. Por ejemplo, se puede escuchar o leer las noticias y sentir las cosas que suceden en el mundo con más intensidad. Disfrutan manipulando las cosas, son atentos y muy críticos con los demás y con ellos mismos.
Una vez evaluados los tres componentes, el equipo formado por docentes, psicólogos y consejeros tomará la decisión de si el niño realmente se identifica como superdotado. Si la escuela decide que el niño no es superdotado y sus padres están en desacuerdo con la decisión, pueden solicitar una evaluación adicional u obtener una evaluación externa e independiente.
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